Proyecto actual La evaluación clínica.

Una vez que los miembros de la cohorte aceptaron ser trasladado al la Ciudad de México para su evaluación clínica, el siguiente paso fue la planeación de esta actividad. Había la necesidad de ofrecerles a los miembros de la cohorte el máximo de seguridad y de confort. Para ello se contrató un sistema de transporte con vehículos cómodos y confiables y con un seguro contra accidentes o daños que pudieran ocurrir durante un viaje por carretera de cerca de dos horas. Las evaluaciones se llevaron a cabo los sábados y tuvieron una duración de alrededor de 6 horas. Se organizaron los traslados en grupos de 6 personas que, en ocasiones, incluyeron un acompañante. Como era requisito que estuvieran en ayunas para la toma de muestras, se les ofreció un desayuno, una colación a media mañana y la comida.

A continuación describimos de manera somera las fases en que se dividió esta actividad.

  1. Procesos administrativos. La Dirección de Administración del INGER proporcionó la capacitación necesaria para ejercer el presupuesto y llevar su control. Este control implicó la contratación de un auxiliar administrativo por la duración del proyecto (Elliot Castillo) y el apoyo de la funcionaria de la Administración del INGER encargada de la liberación de fondos y de su registro contable (Nidia Rubio Cuevas). Esta fase incluyó, además, la identificación de proveedores de servicios y de sus cotizaciones, así como la definición de procedimientos para la elaboración de informes técnicos y financieros.
  2. Metodología de la evaluación clínica. La definición e implementación de la metodología clínica se apoyó en dos pilares: el laboratorio de evaluación funcional del INGER, recientemente equipado con instrumental y equipamiento modernos, y la adecuación del modelo de evaluación clínica geriátrica desarrollado por la investigadora del INGER, Dra. Lorena Parra. Este modelo está implementado en una plataforma digital que permite el registro en tiempo real de cada una de las mediciones.
  3. El modelo de evaluación incluyó los siguientes capítulos:

    • Medición de indicadores antropométricos y de composición corporal mediante técnicas como la densitometría ósea basada en la radioabsorciometría de doble energía (DEXA) y la impedancia bioeléctrica. Estos modernos equipos miden diversos compartimentos del cuerpo humano como son el contenido de agua, de grasa y de músculo.
    • Medición de indicadores de función muscular como son la fuerza de prensión, la velocidad de la marcha, el equilibrio y la fuerza muscular de las extremidades inferiores.
    • Evaluación clínica que incluyó la historia clínica abreviada incluyo la investigación de aspectos del estilo de vida de la persona y mediciones como la presión arterial y el porcentaje de saturación de oxígeno.
    • Medición de 36 analíticos bioquímicos y hematológicos, entre los que se encuentran biometría hemática que incluyó medición de la velocidad de eritrosedimentación, química sanguínea que comprendíó mediciones de glucosa, triglicéridos, colesterol total, HDL y LDL, nitrógeno ureico, creatinina, ácido úrico, prealbúmina, fibrinógeno, proteína C reactiva, transferrina, capacidad de fijación de FE, y fracción 1Ac de Hemoglobina glucosilada. Además, se obtuvo una muestra de leucocitos para estudio genético.
  4. Captura de la información. Para cada uno de los componentes de la evaluación clínica, funcional y bioquímica se contó con formatos específicos y máscaras de captura que permitieron el registro de los valores en una base de datos en tiempo real. En el caso de las muestras para laboratorio, mediante un esquema de cooperación con el INP, una química del laboratorio central de esta institución (Cecilia Salazar) se encargó de la toma de la muestra y de su traslado al laboratorio central para su procesamiento, así como la captura de los resultados en la base de datos.

Las fotografías que se anexan muestran las instalaciones del laboratorio de evaluación funcional del adulto mayor del INGER en donde se llevaron a cabo los estudios clínicos.