Mortalidad de los niños de la cohorte.

Desventajas de crecer en una comunidad rural en los 70´s. La información recabada sobre el destino de los 336 integrantes de la cohorte mostró que 49 de ellos había fallecido; 31 de estas defunciones ocurrieron antes de los 5 años de edad, principalmente durante el 1er año de vida. La pregunta obligada es ¿cuáles fueron los factores de riesgo responsables de estas defunciones? Está documentado desde los años 40´s y 50´s del siglo XX que la mayoría de las muertes en la infancia estaban relacionadas con el binomio desnutrición/infección. Se trataba de comunidades pobres, dependientes del trabajo agrícola asalariado y con viviendas precarias que favorecían un ambiente insalubre altamente contaminado. Tlaltizapán no era la excepción, como ha sido documentado antes. El crecimiento y desarrollo de niños de la cohorte que se dieron en estas condiciones fue especialmente deficiente en los niños que fallecieron.

La documentación de estos factores de riesgo se ha visto limitada por la pérdida de los archivos de la cohorte. Sin embargo, fue posible recuperar información de una fracción de los niños que fallecieron gracias a los archivos de investigación que conservó Verónica Martín, miembro del equipo de investigación del INP. Verónica tuvo la fortuna de ser alumna del Dr. Cravioto y de haber colaborado en algunos de los análisis iniciales de la cohorte. De hecho, fue gracias a Verónica que se recuperaron las tarjetas con los datos de incremento de indicadores antropométricos de los niños. La comparación de estos indicadores entre los niños que fallecieron y los niños que sobrevivieron y que fueron localizados como residentes de Tlaltizapán nos permite hacer algunas indagaciones al respecto y confirmar que la probabilidad de morir a edad temprana está relacionada con desventajas derivadas de la exposición al sinergismo desnutrición/infección.

El 61 % de los fallecidos eran mujeres, en comparación con el 51% de los residentes adultos localizados en Tlaltizapán. Este dato confirma algo sabido desde hace mucho tiempo, que era mayor el riesgo de morir de niños del sexo femenino. Las explicaciones para este sesgo de mortalidad son complejas y se aduce, entre otras, que se debe en gran medida al mayor valor asignado a nacidos del sexo masculino en estas comunidades. La desnutrición infantil en estas comunidades estaba relacionada con prácticas tradicionales de alimentación como era una lactancia prolongada que se interrumpía por el nacimiento de otro hijo, y que no había sido complementada por alimentos diferentes de la leche materna en momentos en que la cantidad de leche materna ya no cubría las necesidades nutrimentales del niño. La expresión física de la desnutrición era la disminución de la velocidad de crecimiento, fenómeno que se traducía en valores bajos de peso y estatura para la edad. En las gráficas que siguén se ilustran algunos de estos resultados. En los niños de la cohorte. Las comparaciones se hacen entre los niños que fallecieron, los que se perdieron y los residentes actuales de Tllaltizapán.


Como muestra la gráfica, dos terceras partes de los niños que murieron en los primeros cinco años de vida había tenido un déficit de peso al nacer igual o menor a una desviación estándar, en comparación con los participantes actuales. Se encontraron resultados similares en relación con otros indicadores de crecimiento como son el porcentaje de talla al nacer y los incrementos de peso y de talla durante los primeros seis meses de vida. En relación con la lactancia prolongada, se encontró que el 100% de los niños que fallecieron habían sido destetados después de los 4 meses de vida versus el 87 % de los residentes actuales. En el marco de una lactancia prolongada la introducción de alimentos diferentes de la leche materna se vuelve una variable importante, como se ilustra en la gráfica siguiente.